SENTENCIA ACERALIA: SE PARALIZA LA MODERNIZACIÓN DEL PICARRAL

El convenio urbanístico para trasladar Aceralia y otras 23 empresas del barrio zaragozano del Picarral se aprobó en mayo de 2003 con los votos a favor de PP-PAR (que eran el equipo de gobierno municipal de entonces). El PSOE  se abstuvo, al igual que nosotros.  Dijimos en aquellos momentos que era necesario justificar por medio de un informe económico, cuál era exactamente el valor del traslado de las empresas y del suelo que dejaban libre.  También dijimos que el convenio presentaba un excesivo número de viviendas para dicha zona. Y que, aunque el fin del convenio era bueno, el procedimiento que se estaba utilizando no era el mas adecuado ya que se acababa de revisar el Plan General de Ordenanción Urbana y en él no se contemplaba este cambio.  Aquí está la hemeroteca en la que parece que ya teníamos una bola de cristal. Con el cambio de gobierno, se introdujeron toda una serie de modificaciones para subsanar las deficiencias del convenio (ya que una vez  firmado por  el ayuntamiento genera una serie de derechos económicos para quien lo suscribe y por lo tanto el consistorio no puede dejar de cumplirlo). Una vez subsanadas todas las deficiencias, el Plan Especial se aprobó en 2005, con el apoyo de todos los grupos políticos y de las asociaciones vecinales. 

Las empresas que estaban en el entorno y que no quieren trasldarse a un polígono industrial (Saica y la antigua CampoEbro, actual Tate & Lyle) recurrieron en los tribunales, el convenio y el plan general. En cuanto al plan general, los tribunales desestimaron su pretensión de anular el traslado de las empresas, pero en el caso del convenio del Picarral, el Tribunal Superior de Justicia de Aragón les ha dado la razón. El equipo de gobierno actual ha anunciado su decisión de recurrir esta sentencia ante el Tribunal Supremo y desde CHA ya hemos anunciado que es necesario garantizar la calidad de vida de los vecinos de la zona y seguir adelante con el planteamiento de trasladar las empresas que producen molestias  a polígonos industriales; el lugar lógico al que deben trasladarse dichas industrias.

El problema que se genera ahora con este revés adminstrativo es que entre sentencias y recursos, la zona del Picarral va a estar parada, con un paisaje de naves abandonadas y derribadas, durante más de diez años, además de seguir soportando las afecciones generadas por las empresas que siguen en el entorno.