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LA TRONCA DE NAVIDAD LLEGA A LOS BARRIOS ZARAGOZANOS

Tronca de Navidad en San JoséQue no sólo de política municipal vive este blog y menos en NABIDÁ. El barrio zaragozano de San José ha revivido esta mañana del día de nochebuena la tradición aragonesa  oriunda del Pirineo de la Tronca de Nabidá. A través de un espectáculo de música y títeres, organizado por la Junta de Distrito del barrio, presidida por Carmen Gallego (CHA) la Tronca ha regalado caramelos a todos los niños y niñas que se han atrevido a hacerla «cagar». Por la tarde, la Tronca también se ha celebrado en el barrio de Delicias, en Las Fuentes y el pasado viernes en el Actur.
Es una tradición que se viene celebrando en el Pirineo desde hace siglos, y que Chunta Aragonesista quiere recuperar allá donde se haya  olvidado. En estos  barrios los niños han entonado el ritual en aragonés que concluía con la frase mágica “¡Caga tronca, caga!”, tras la cual, golpeaban la tronca y aquellos que habían sido buenos obtenían caramelos y los que no recibían un humo blanco como único regalo.

UNA COSTUMBRE MÁGICA

tronca.jpgEsta costumbre aragonesa procede de la creencia de que la leña que se quemaba en la noche de Navidad era mágica porque, además de traer regalos a los niños y a los adultos, las cenizas se utilizaban para bendecir los campos y augurar así una buena cosecha, atraer la suerte y la fortuna, repeler el mal de ojo o también para poderes curativos. El cabeza de familia escogía el tronco más grande de la leñera, lo vaciaba y lo guardaba especialmente para la ocasión.

En Nochebuena, un extremo del tronco, en el que se habían metido los obsequios y los dulces, se colocaba dentro de la chimenea de las casas y en el otro extremo se sentaban los niños de espaldas al hogar. En esa posición, golpeaban el tronco y, al tiempo que recitaban rituales y bendiciones, caían de la hoguera los regalos.

Para celebrar la Tronca de Nabidá es necesario hacerse con un tronco de madera fuerte y seca, de unos 25 centímetros de diámetro y algo más de un metro de largo, con hendiduras en la corteza y un hueco, en el que se pueden introducir caramelos y papeles en los que se indique a los niños en qué parte de la casa están los regalos.

Tras la cena de Nochebuena, se coloca la tronca (o tizón) con el hueco boca abajo sobre una silla, por ejemplo, y se le entrega al niño una vara, que también debe ser de madera fuerte y seca, a ser posible del mismo árbol que la tronca.

 El padre lee una vieja oración, en lengua aragonesa, que dice:

          ‘Güen tizón, güen barón; güena casa, güena brasa; Dios mantenga a l’amo y á la dueña d’ista casa’.

A continuación se puede derramar vino o algún licor sobre la tronca mientras se hace la señal de la Cruz y se dice: ‘Tronca de Nabidá, yo te bendizco en o nombre d’o Paid’o Fillo y d’o Esprito Santo, Amén’.

A continuación, el niño coge la vara (tocho) y golpea la tronca por la parte de arriba, mientras dice ‘tizón, caga turrón’. El golpe se produce de tal manera que los caramelos y los papeles caen al suelo.

 

CHA ZGZ

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