NAVEGAR A GOLPE DE TIMÓN
Esto es lo que quiere conseguir el alcalde Belloch con su caprichoso plan para devolver la navegabilidad del Ebro a su paso por Zaragoza.
El río Ebro es ya navegable para barcos que no pasen el medio metro de profundidad, lo que se denomina “calado”. Pero Expoagua y el Ayuntamiento han contratado unos barcos más grandes que el cauce que, además, han provocado la necesidad de «agrandar» el Puente de Piedra para que estos barcos puedan pasar.
Un plan de navegabilidad que hace aguas
Dicho plan de navegabilidad consiste en construir un canal de navegación sacando 8.500 m3 de gravas del cauce y rebajando el suelo del puente por uno de sus arcos, a pesar de que estas obras pueden afectar a los cimientos de sus pilares.
¿Quién compraría barcos más grandes que el propio cauce? Nadie con sentido común, salvo que forme parte del gobierno PSOE-PAR. La contrata elegida sorprende todavía más al comprobar que la propia Expoagua ha incumplido su propio pliego de condiciones en las que se dice expresamente que el fondo de los barcos no puede sobrepasar el calado del río. ¿Quién tiene entonces la genial idea de provocar este desaguisado y por qué?
Dragado
El río sólo necesita una limpieza de los escombros generados por la acción humana y una gran conservación de su flora y fauna, por lo que trataría de adecuar los barcos al río y no el río a los barcos. Al rebajar la solera del Puente descubren que éste se encuentra muy dañado por el paso del tiempo. Pero en lugar de iniciar una urgente restauración, siguen empecinados con su idea de agrandar uno de sus arcos para que pasen los barcos. Sin embargo, el Gobierno de Aragón-Ayuntamiento prefieren saltarse a la torera su propia legalidad “olvidándose” de que el Puente de Piedra es un Bien de Interés Cultural.
Es magnífica la idea de volver a recuperar un espacio natural que ha sido vital en la vida de nuestras generaciones pasadas, pero queremos que esta recuperación se haga bien; sin dragados agresivos a un cauce que el PORN (Plan de Ordenación de los Recursos Naturales) del Ebro prohibe expresamente ya que es un ecosistema en el que viven diferentes especies protegidas de peces en peligro de extinción, además de la Margaritífera auricularia, una almeja cuya concha de nácar ha sido históricamente utilizada por los zaragozanos para adornar todo tipo de objetos.
Todo esto evidencia la gran contradicción demostrada por Expoagua. ¿Cómo puede la Expo promover la sostenibilidad si la navegación por el Ebro dejará de efectuarse en cuanto se produzca la primera riada? Las avenidas del río obligarán a dragarlo para poder asegurar el canal de navegación para estos barcos. Si el primer dragado va a costar casi 400.000 euros y, tal y como recoge el propio pliego de condiciones, deberá ser abonado por el Ayuntamiento de Zaragoza, será muy difícil asegurar la “sostenibilidad medioambiental y económica” de dicha actuación. Esta falta de conciencia ecológica demostrada tanto por el Ayuntamiento como por la Sociedad Estatal también la sufrirán los barcos contratados ya que no se desplazan al cien por cien con energía solar. Necesitan también energía eléctrica para poder moverse. Se hace por tanto “inviable” el primero de los diez principios de la Expo: AGUA Y DESARROLLO SOSTENIBLE.
Por otro lado, está el precio del billete. Navegar los seis kilómetros del recorrido entre el azud y la Expo costará 12 euros por persona. Un precio excesivamente caro si se compara con lo que se cobra en los recorridos turísticos por el Delta.
Por todo ello, frente al plan de navegabilidad propuesto por Expoagua y el Ayuntamiento de Zaragoza, desde CHA proponemos devolver al Ebro su capacidad de navegación, de forma respetuosa y sostenible. No queremos que la navegación por el Ebro naufrague en cuanto termine la Expo.