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Aprobada la moción de CHA para que el Ayuntamiento invierta en el mantenimiento de los edificios municipales en desuso

Juan Martín, en un receso del plenoEl pleno del Ayuntamiento de Zaragoza ha aprobado nuestra moción sobre  equipamientos vacíos para  que el Gobierno de la ciudad  invierta en el mantenimiento y mejora del estado de conservación de los edificios municipales en desuso. Esta iniciativa ha contado con el respaldo de PSOE e IU y el PP se ha posicionado en contra.

Esta moción, tal y como ha explicado Juan Martín, busca poner fin a la situación absolutamente penosa y desastrosa de la Harinera de San José, Imprenta Blasco, Pontoneros, Escuela de Artes y centro de El Buen Pastor. Todos estos equipamientos tienen que conservarse , después del  dinero que ha costado al erario público porque  también  hay proyectos que pueden darles vida.

Además, también se ha aprobado hacer una  visita de inspección técnica a estos edificios y que se nos  entregue el famoso Plan de equipamientos municipales que llevamos reclamando desde hace dos años.

En estos momentos  hay 26 edificios municipales en desuso, es decir, el 5% de los edificios propios el Consistorio. El año pasado se invirtieron siete millones de euros en instalaciones municipales, según ha contado Pérez Anadón, además de los 18 en limpieza y los 12  millones de energía.

Tal y como dice la moción, el mandato corporativo 2003-2007 se caracterizó por la recuperación de patrimonio histórico artístico de la Ciudad, a la vez que se hacía un esfuerzo inversor en equipamientos en barrios desconocido hasta entonces.

En ese momento se recuperan algunos edificios de arqueología industrial que hasta entonces eran poco más que ruinas, muchas veces de esplendoroso pasado y siempre de incierto futuro. Se recuperaron la Casa Solans y la Azucarera del Rabal y siempre con un uso definido, que condicionó la actuación. Se adquirió la Harinera de San José, sobre la que se actuó sobre la base de un proyecto cultural con rango de ciudad abierto a la participación de las entidades sociales del barrio; se hizo un programa de necesidades de la Imprenta Blasco, tras adquirirla, para crear un museo del imprenta en Zaragoza, ciudad pionera en el noble arte impresor siendo la edición de los Fueros y Observancias de Aragón de Pablo Hurus (1476) una de las primeras obras en el Mundo impresas; se hizo un proyecto para el Palacio Fuenclara. En definitiva, hubo una clara estrategia de recuperación del rico patrimonio de la Ciudad tan maltratado desde inicios del siglo XIX, por un crecimiento urbano basado en planes de reforma interior y por el crecimiento urbanístico iniciado en mediados del siglo XX, basado en la especulación y la destrucción de patrimonio.

Lamentablemente, el siguiente mandato corporativo quebró esa estrategia. La Azucarera de Aragón cambió de uso, trasladando oficinas administrativas; la Harinera de San José jamás se abrió, el Palacio Fuenclara y la Imprenta Blasco continuaron abandonados y todos los proyectos culturales olvidados.

A esto hay que unir la actitud del Gobierno de Aragón para con los edificios de su propiedd en desuso: antiguo reformatorio del Buen Pastor, Teatro Fleta.

Recientemente, el Gobierno de Aragón ha anunciado la reversión del antiguo Ayuntamiento de la Plaza Santo Domingo, para el que, en el marco del proyecto Casco Universitario hay previsto un uso, junto al antiguo edificio de Pontoneros, el edificio de Madre Rafols para residencia de estudiantes con infraestructurasa culturales y cívicas para el distrito. En este sentido hay que tener en cuenta el próximo traslado de los juzgados a la moderna Ciudad de la Justicia y el vaciamiento de las actuales sedes judiciales y, entre ellas, la de la Plaza del Pilar.

 

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