La Lonja no se toca
Cristina Marín Chaves, Secretaria de Educación, Cultura, Patrimonio e Identidad Nacional de CHA-Zaragoza
El pasado mes de noviembre, la vicealcaldesa y consejera de Cultura del Ayuntamiento de Zaragoza, Sara Fernández, que va de ocurrencia en ocurrencia, llenó las portadas con la propuesta de convertir a Zaragoza en un gran polo de atracción en torno a la figura de Francisco de Goya, para lo que La Lonja se convertiría en un nuevo espacio museístico dedicado a la figura, obra y vida del pintor aragonés. Según sus propias palabras: “donde se incluya obra original, obra no pictórica, contenidos expositivos gracias a las nuevas tecnologías, recreaciones virtuales y experiencias inmersivas digitales. Para ello habrá una primera dotación presupuestaria en 2021 para desarrollar el proyecto museístico».
El anuncio se hizo público poco después del cierre del espacio el 13 de noviembre provocado por una avería en una tubería que da suministro a una boca de incendios. Este incidente debió de encender la bombilla a la vicealcaldesa para su peregrina idea, a mayor gloria suya, claro está, no ya tanto de la ciudad ni del propio Goya. Ítem plus, nos acaba de dejar caer la suspensión y retirada de la exposición de Outumuro. La Lonja está cerrada. Dicen que hasta el 28 de enero. Dicen. No hay nada mejor para hacer y deshacer a tu antojo que inducir el olvido en la masa, que se pierda la costumbre de las exposiciones en La Lonja. Por ejemplo.
Pero ¿realmente es necesario transformar La Lonja en un Museo Goya de esas características? En primer lugar, Zaragoza no necesita un museo así. Goya tiene sus espacios en Fuendetodos, su pueblo natal, en Muel, en la Cartuja de Aula Dei, en el museo Goya Camón Aznar, en la propia basílica del Pilar… Quien quiere ver a Goya en Zaragoza lo puede ver, con o sin museo en La Lonja.
En segundo lugar, la definición de museo según el Consejo Internacional de Museos choca radicalmente con la idea de un museo “con recreaciones virtuales”, sin apenas colección, sin departamentos de conservación e investigación, patas fundamentales en la razón de ser de un museo. Lo pueden llamar centro de interpretación, aunque ya no se lleve, lo pueden llamar espacio Goya, lo pueden llamar como quieran, pero museo no. Porque no lo es. En todo caso, La Lonja ya es un museo en sí misma.
En tercer lugar, La Lonja debe seguir manteniendo su uso como referente cultural de esta tierra, con una programación de calidad y dando cabida al público conocimiento de la obra de los mejores artistas visuales de Aragón. Es un referente para el arte contemporáneo aragonés, tan falto, por otro lado, de una instalación museística permanente. Para todo artista visual de esta tierra, colgar su obra de La Lonja es un hito en su carrera, el gran escaparate de arte actual de Zaragoza. En los últimos años hemos podido ver espléndidas exposiciones de Ricardo Calero y Gervasio Sanchez, Rafael Navarro, Santiago Jimeno, Fernando Navarro, Jorge Gay, Pepe Cerdá, José Luis Cano, Eduardo Laborda, Iris Lázaro, Julia Dorado, Santiago Arranz, Sergio Abraín, Ignacio Fortún, Eduardo Salavera, Enrique Larroy o, Carmelo Ramos Rebullida, por ejemplo, algunos de ellos Premio Aragón – Goya.
Pero es que, incluso la propia web del Ayuntamiento la define como primera y principal sala de exposiciones de Aragón, como consecuencia de lo cual es permanente espacio de referencia para acoger los más destacados y ambiciosos proyectos expositivos de carácter público que se realizan en nuestra Comunidad. La programación se ha venido caracterizando por la presencia de grandes muestras de carácter histórico, junto a monográficas de grandes figuras del arte universal clásico o contemporáneo, además de un importante número de exposiciones colectivas dedicadas a ofrecer diferentes visiones del arte de nuestro tiempo en sus diversas disciplinas y especialidades. No resulta coherente deshacerse del mejor espacio expositivo de la ciudad para hacer un “museo” sin contenidos.
Por último, desde Chunta Aragonesista nos oponemos al gasto innecesario de una partida en los presupuestos de Zaragoza para el proyecto de conversión de La Lonja en un museo de Goya y exigimos que ese dinero vaya dirigido a los artistas zaragozanos, emergentes o consagrados, que están pasando por un momento de grandes dificultades derivado de la pandemia del COVID. Si tanto le preocupa a la Consejera de Cultura el arte, puede empezar por destinar esa partida a comprar obra de los artistas contemporáneos y así se consigue un doble beneficio: por un lado, los apoya económicamente, y por otro, puede ser el germen de una colección municipal que culmine con la creación de un museo de Arte Contemporáneo, que no existe hasta la fecha en nuestra ciudad.
Por todo ello, porque La Lonja es el mejor escaparate del Arte contemporáneo aragonés y un referente en grandes exposiciones, porque no es viable un museo sin contenido, porque Goya ya tiene sus espacios en Zaragoza, aunque ninguno sea municipal, y porque más vale que dediquen esa partida presupuestaria a comprar obra a los artistas que a proyectar un museo fantasma, #LaLonjaNoSeToca (https://www.change.org/LaLonjaNoSeToca).