La Imprenta Blasco será rehabilitada como residencia de estudiantes
Urbanismo convertirá la Imprenta Blasco en una residencia de estudiantes. Un proyecto que puede sacar adelante el Museo de artes Gráficas, tal y como pedíamos desde CHA, desde que Antonio Gaspar presentó el proyecto en 2007. En mes y medio estarán los pliegos para licitar la gestión y la rehabilitación. La concesionaria tendrá que invertir 3 millones para albergar a unos 80 estudiantes.
Hay ya un proyecto de rehabilitación del edificio presupuestad0 en 1,8 millones de euros. El edificio está protegido y calificado de Interés Ambiental, y además se encuentra ubicado dentro de la Delimitación del Entorno del Palacio de los Luna, Audiencia, declarado Bien de Interés Cultural. El proyecto fue redactado por los arquitectos Javier Borobio y Sonsóles Borobio del Estudio BAU de Arquitectura. El local 1.140 m2, ubicado en el edificio de la plaza Ecce Homo, está destinado para albergar una sala multiusos, talleres, biblioteca y una sala de lectura. El objetivo de este espacio es recuperar fielmente el ambiente fabril que tiene y todos sus valores históricos y educativos. La Imprenta Blasco forma parte del proyecto “Casco Universitario” impulsado por CHA por el que se pretende dotar de vida universitaria a este distrito universitario. La Imprenta no sólo tiene que servir para este proyecto que quiere traer estudiantes universitarios al Casco Histórico, por lo que estamos realmente contentos.
La imprenta Blasco abrió sus puertas en la calle de Candileja en el año 1880 pero se trasladó a principios de la década de los veinte a la plaza del Ecce Homo. El edificio fue edificado en tres fases, en las que se puede identificar las condiciones sociales que le rodeaban. Por su ubicación en el Casco Histórico, centro neurálgico de la ciudad, fue desde sus inicios hasta su cierre un punto de unión y de representación industrial para Zaragoza. Este edificio de talleres de la plaza Ecce Homo fue proyectado en 1921 por el arquitecto zaragozano Teodoro Ríos, y albergó la importante Imprenta Blasco hasta el año 1999. Sus valores patrimoniales destacan, no sólo por su arquitectura industrial, sino por su valor histórico como testigo de más de un siglo de historia de las artes gráficas en Aragón, por lo que conserva mobiliario y maquinaria muy interesante.
Zaragoza tiene el honor de ser una de las primeras ciudades de Europa que utilizó el invento de Güttemberg. En 1475, apareció en la Ciudad el “Manipulus curatorum” de Guido de Monte Rotheri, impreso por Mateo Flandro, de origen alemán, iniciando una tradición en el arte impresorio cesaraugustano que siguieron los hermanos Juan y Pablo Hurus, Enrique Botel, Leonardo Hutz, Juan Planck, Lupo Appentegger o Jorge Cocci. También Zaragoza fue cuna del impresor Joaquín Ibarra y Marín (Zaragoza, 1725-Madrid, 1785), considerado el mejor impresor del siglo XVIII. Creó en 1770 la tipografía “Ibarra”. Se dejó de usar en 1965 pero fue recuperada por Gráficas San Francisco en 1993 y desde 2006 ya está disponible en los ordenadores gracias a la recuperación llevada a cabo por la Universidad de Zaragoza.